La película fundacional de la carrera de Lionel Rogosin quizás sea la más conocida: Sobre el Bowery (On the Bowery, 1956). Interesado en criticar la situación del apartheid en los anos cincuenta, Rogosin encaró este su primer largometraje como una preparación para rodar en Sudáfrica un par de años más tarde. El contexto es el barrio del Bowery, en pleno Manhattan, hoy un lugar saneado por diversas reformas urbanísticas, pero entonces un barrio pobre en el que convivían estibadores, prostitutas, alcohólicos sin hogar y trabajadores de la construcción o del ferrocarril, como Ray, el protagonista. Influenciado por el neorrealismo italiano y por Robert Flaherty, el director logró realizar un retrato fidedigno de lo que allí pasaba, que le valió numerosos reconocimientos. Sobre el Bowery fue la primera película norteamericana en ganar el Gran Premio del Festival de Venecia en la categoría documental, fue galardonada con un BAFTA y nominada al Oscar.
Este gran reconocimiento crítico le permitió financiar Vuelve, África (Come Back, Africa, 1959), que logró rodar con un permiso para un documental sobre música. El resultado fue otro bien distinto, un crudo retrato de las condiciones de vida de varios trabajadores negros en el contexto del apartheid. La película fue premio de la crítica en Venecia. Rogosin siguió haciendo amigos entre las altas esferas por allí donde pasaba. En Diálogo árabe-israelí (Arab- Israeli Dialogue, 1974), su último documental, puso a conversar a un poeta palestino y a un periodista israelí sobre las posibles salidas de un conflicto que ya entonces llevaba décadas enquistado y que lamentablemente vuelve a estar de actualidad en 2024.
Entre medias, Raíces negras (Black Roots, 1970), Fantasía negra (Black Fantasy, 1972) y Leñadores del sur profundo (Woodcutters of the Deep South, 1973) mostraron la vida de diversas comunidades negras del sur de EE.UU.; mientras que con Buenos tiempos, tiempos maravillosos (Good Times, Wonderful Times, 1965) mostró su preocupación por las desigualdades sociales y la guerra nuclear latente, contraponiendo una fiesta en Londres con secuencias del sufrimiento en todo el mundo, en una edición inspirada en Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959).
A finales de los setenta, incapaz de seguir financiando sus proyectos, Rogosin dejó Nueva York y se mudó al Reino Unido, donde dio clase hasta que se retiró en los años noventa, ya enfermo. Falleció en Los Ángeles en el año 2000. Antes de mudarse a Europa, dejó una huella indeleble en la escena underground de la Gran Manzana, estando al cargo del cine de Bleecker Street, que acogía buena parte de los estrenos del cine alternativo. Participó activamente en la puesta en marcha de la Film-Makers' Cooperative y cofinanció la construcción del Anthology Films Archives de Jonas Mekas. También distribuyó cine militante a través de su empresa Impact Films. Todo esto prueba que Lionel Rogosin fue, durante toda su vida, un poeta de la cámara con un compromiso político que iba más allá de lo que captaba su lente, un activista de la cultura con un impacto que resuena en nuestro presente.