¡No lloréis, preciosas!

Juli y su panda son fans de bandas beat y no se pierden un concierto. La chica se queda prendada del líder de uno de los grupos y lo acompaña a un bolo fuera de la ciudad. El hermano de Juli, amigo del prometido, monta en cólera cuando se entera y convence a los demás chavales para ir tras ella. Juli se verá obligada a elegir.

Fiel a su voluntad de retratar la época en la que filma, Mészáros rueda con verdaderas bandas beat del momento, claramente influenciadas por los Beatles. Capta la escena musical y recoge la rebeldía de una generación que sueña con romper las constricciones sociales, en contra de la tradición y el poder político. El aspecto documental es muy fuerte es este filme enérgico, que usa los temas musicales de su notable banda sonora para apuntalar esta idea de constante movimiento y efervescencia de la juventud. A un nivel más personal, vuelve a ser la historia de una mujer que aprende a tomar sus propias decisiones.