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Drahomíra Vihanová

Drahomíra Vihanová estudió en la FAMU como muchos otros cineastas responsables de la regeneración del cine checoslovaco de los sesenta. Su primer largometraje, Un domingo desperdiciado (1969) es un oscuro drama psicológico que captura la desesperanza y la futilidad de la vida. No sería proyectado en cines por motivos políticos hasta 1990. Vihanová se dedicó después a la realización de documentales y a la televisión, convirtiéndose en una representante destacada de la corriente existencialista del cine documental checoslovaco. Solo pudo volver a dirigir ficción a partir de 1989. En 2014 recibió el León Checo por su contribución al cine de su país.